El partido se paró durante un minuto, y los argentinos, los australianos y los pocos privilegiados que estuvieron en las tribunas se pusieron de pie para aplaudir al capitán argentino, que se convirtió en una leyenda del básquet mundial, con dos medallas olímpicas (oro en Atenas 2004 y bronce en Beijing 2008), dos subcampeonatos mundiales e infinidad de records en partidos jugados y puntos anotados.
Retomando el resultado del partido, el equipo conducido por Sergio Hernández perdió por parciales de 22-18, 11-21, 15-21 y 37- 11.
Argentina volvió a ir de mayor a menor. El inicio de juego fue sumamente intenso. Argentina ajustó bien la primera línea, obligó a situaciones forzadas a Australia en todo momento, controlando a sus dos estrellas, Patty Mills y Joe Ingles.
El equipo argentino estuvo muy agresivo en la segunda opción de tiro y peleó muy bien cerca del canasto sin dejar facilidades para los rebotes a los australianos, con lo cual consiguió estirar la diferencia en el tanteador a 15 – 8, ante un rival que fallaba bastante y que cedía la iniciativa en el juego.
El equipo mantuvo su andar durante el primer parcial, con la conducción alternada de Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, y se fue al descanso arriba por 22 – 18.
En el segundo cuarto, Argentina hizo un gran desgaste en defensa, careció de ideas claras y desaprovechó oportunidades de anotar, sumado a que Australia comenzó a encontrar su mejor versión y sus jugadores claves, Mills e Ingles, empezaron a tener libertades para jugar y encestar sin dificultades.
Sergio Hernández buscó recursos en el banco de relevos para despertar a un equipo inconexo, con baja efectividad, sin llegar cómodo al aro y sufriendo un parcial de 11-0 (29 - 24).
Con la ventaja a favor, Australia manejó mejor el balón, el ritmo de juego, dominó debajo de los dos tableros y, con un alto porcentaje de efectividad, acorraló a una Argentina perdida en la cancha, sin tiro a distancia y que no pudo correr en transición. Los oceánicos tomaron ventaja de +9, pero cinco puntos en fila de Lucas Vildoza sirvieron para irse al entretiempo por apenas 39 - 33 abajo.
A la vuelta del descanso, Argentina mantuvo sus problemas en ofensiva, con Campazzo y Laprovittola desconectados y sin generar juego, por eso todo se hizo cuesta arriba, sumado a que a Australia todo le salía muy fácil, convertía sin problemas a través de Mills, Thybulle e Ingles, con lo cual pudo llegar a tomar ventaja de 48 - 37 en el marcador.
Deck, con dos triples consecutivos, llevó esperanzas para los argentinos, pero Australia soportó la embestida, activó en defensa, lo desgastó a Argentina y aceleró en el cierre. Dante Exum, con un doble a falta de tres segundos, acertó un duro golpe y aprovechó para cerrar el tercer parcial por 60 - 48.
Si los primeros cuartos fueron cuesta arriba para la Argentina, el cuarto y último fue una pesadilla. Argentina estuvo casi cinco minutos sin marcar, mientras que Australia no perdonaba cada vez que lanzaba, tanto así, que hasta los suplentes que ingresaban se animaban a tirar al aro para un parcial de 19-0.