Participación de la Argentina en los Juegos Olímpicos

PARTICIPACION DE ARGENTINA EN LOS JUEGOS OLIMPICOS  

 

Una Historia de 88 años

 

PARÍS 1924

 

Tras varios intentos por enviar participantes a los Juegos, la historia olímpica argentina comenzó en París 24. El punto de partida fue el 31 de diciembre de 1923 cuando el presidente Marcelo T. de Alvear, por decreto, creó el Comité Olímpico Argentino (COA) y votó una partida de 250 mil pesos para solventar los gastos con fondos de premios no cobrados por los beneficiarios de la Lotería Nacional. En Europa, el recuerdo de la Primera Guerra Mundial todavía estaba latente y aún se veían las huellas de las bombas cuando un grupo integrado por 93 argentinos (todos hombres) se atrevió a cruzar el océano Atlántico en barco. Curiosamente, en ese viaje que demandó cuatro semanas eternas, realizaron la etapa final de su preparación.

 

El COA envió representantes en yachting, remo, tiro, natación, pesas, esgrima, atletismo (100, 200 y 400 metros, 110 y 400 metros con vallas, posta 4x100 metros, decatlon y saltos en largo y triple), pentatlon moderno, boxeo, tenis, ciclismo y polo. Aquel equipo de polo había empezado a seleccionar los caballos que llevarían a la capital francesa un año antes de la partida. Y justamente fue este deporte el que llegó a París con el objetivo y la confianza de ganar una medalla. Y no defraudó. Guillermo Brooke Naylor, Juan Miles, Enrique Padilla, Arturo Kenny, Jack Nelson y Alfredo Peña demostraron que el polo argentino era (y todavía lo es, claro) el mejor del mundo para lograr la primera medalla de oro en la historia de Argentina. En su camino a la gloria, los ‘Cuatro grandes del Sur’ (así fueron conocidos internacionalmente Kenny, Nelson, Padilla y Miles) disputaron cuatro partidos marcando 46 goles y recibiendo sólo 14. Los atletas de Francia y España fueron derrotados por 15 a 2 y 16 a 1 respectivamente, y luego quedaron en el camino los de Gran Bretaña por 9 a 5. Ya en la final frente a Estados Unidos, el partido fue más parejo y se definió para los argentinos por 6 a 5 con un gol agónico de Jack Nelson en los segundos finales del séptimo y último chukker. 

 

Sin embargo fue el boxeador Pedro Quartucci (luego sería un reconocidísimo actor) el primero en obtener una medalla olímpica individual al ganar el bronce en la categoría pluma. Desde ese momento el boxeo empezó a escribir la página más gloriosa del deporte olímpico argentino ya que la de Quartucci fue la primera de las 24 medallas que este deporte consiguió a lo largo de los Juegos, algo que ninguna otra disciplina ha obtenido. A esas dos medallas en la primera participación del COA hay que sumarles también las de plata de Héctor Méndez y Horacio Copello en boxeo (categorías medio mediano y liviano, respectivamente) y la de Luis Brunetto en salto triple. Pero hubo además una de bronce, de Alfredo Porzio, entre los pesados de boxeo. El caso de Brunetto fue para destacar ya que siendo un atleta desconocido estuvo al frente de toda la competición con una marca de 15,42 metros. Pero en su último intento el australiano A. W. Winter, con 15,52, batió el récord olímpico y mundial y se quedó con el oro.  

 

 

AMSTERDAM 1928

 

La nueva cita olímpica fue en la ciudad holandesa. Cuatro años después y con los sueños renovados, una delegación argentina de 101 deportistas volvió a embarcarse rumbo a Europa. El COA inscribió a deportistas en atletismo, boxeo, ciclismo, esgrima, fútbol, equitación, lucha, natación, deportes de invierno, pesas, remo y yachting. El buque a vapor ‘Andes’ transportó a los deportistas argentinos a Amsterdam un mes y medio antes del inicio de los Juegos, para que pudieran realizar una buena preparación final. Los resultados en esta edición volvieron a dejar un saldo positivo para el deporte argentino puesto que se obtuvieron siete medallas otra vez. Si se tiene en cuenta que en dos presentaciones ya se habían conquistado 14, el panorama era alentador. Igualmente se estaba lejos de las potencias.

 

Las máximas alegrías en Amsterdam las trajeron el boxeo y la natación. Víctor Avendaño ganó la medalla de oro entre los medio pesados de boxeo. Cuatro rivales sucumbieron al poder de sus puños hasta que llegó el 11 de agosto cuando venció por puntos al alemán Ernst Pistulla. Así Avendaño se convirtió en el primer campeón olímpico individual argentino. Arturo Rodríguez Jurado es un nombre que también entró en la historia olímpica argentina al lograr su hazaña de obtener su medalla de oro en la categoría pesado. En su segunda y última participación en los Juegos, Rodríguez Jurado era el de talla más pequeña de todos los boxeadores de su categoría. Tres contendientes quedaron en el camino (uno de ellos por nocaut) hasta llegar a la final frente al sueco Nils Ramm. Rodríguez Jurado subió al ring a pegar sin pensar y cuando terminó el primer round Ramm tenía su cara ensangrentada y ambos ojos cerrados. El árbitro no dudó en declarar campeón al argentino. Años más tarde continuó la carrera deportiva de Rodríguez Jurado, pero en el rugby, donde llegó a ser capitán del seleccionado nacional. Ante el asombro de todos, la tercera medalla de oro de estos Juegos llegó un 9 de agosto a través del nadador Alberto Zorrilla luego de consagrarse en los 400 metros libre y de establecer un nuevo récord mundial.

 

Zorrilla había sufrido pleuresía a los 7 años, una enfermedad temible en ese entonces, y, para recuperarse, su médico les recomendó a sus padres que hiciera natación. A los 18, en París 24, se había quedado a un paso de las finales de los 100 y 400 metros libre. Pero a Amsterdam llegó en su mejor momento. En la final de los 400 el duelo estaba dado entre el sueco Arne Borg y el australiano Andrew Charlton. Borg se retrasó en la largada y Charlton entabló una lucha con el estadounidense Clarence Crabbe (luego se haría mundialmente famoso en el cine, como ¨Flash Gordon¨). Faltando 25 metros, Zorrilla, que ocupaba el andarivel número 6, de repente se acercó a los líderes y terminó superándolos.  

 

La actuación en Amsterdan se completó con tres medallas de plata y una de bronce. Raúl Landini consiguió el segundo lugar en la categoría welter de boxeo, al igual que Víctor Peralta en pluma. La otra medalla de plata fue para el fútbol. Por primera vez el COA participó en este deporte en los Juegos Olímpicos y no decepcionó. El equipo nacional alcanzó la final goleando sucesivamente a las selecciones de los Comités Olímpicos de Estados Unidos por 11 a 2, Bélgica por 6 a 3 y Egipto por 6 a 0. En ese conjunto se destacó la eficacia de Domingo Tarascone, de Boca, quien convirtió cuatro goles en cada uno de estos partidos. Argentina y Uruguay disputaron la medalla de oro en la final. Pero hicieron falta dos partidos para llegar a una definición porque el primero lo empataron 1 a 1. Tres días después Uruguay venció 2 a 1 con goles de Figueroa y Scarone. Monti marcó para Argentina. Así comenzó la odisea por conseguir el máximo galardón en fútbol que recién se lograría 76 años más tarde. ¿La medalla de bronce? Fue para el equipo de florete compuesto por Roberto Larraz, Raúl Antaguzzi, Luis y Héctor Luchetti, Carmelo Félix Camet y Oscar Viñas.  

 

 

LOS ÁNGELES 1932

 

Inscriptos en atletismo, boxeo, esgrima, natación, pesas y tiro, los argentinos viajaron, una vez más, con todas las ilusiones. Sólo 36 atletas partieron hacia la costa oeste de Estados Unidos. Una delegación notablemente más pequeña a las que habían representado al COA en los Juegos anteriores.  Como ya era habitual, el boxeo aportó la mayor cantidad de medallas: dos de oro y una de plata. Aquellas las consiguieron Santiago Lovell en la categoría pesado y Carmelo Robledo en pluma; y la de plata, Amado Azar en mediano. Lovell, de chico, había sido vendedor de diarios y más de una vez había tenido que defender su puesto a las trompadas. Por eso lo apodaban ‘Terror de Dock Sud’ a quien partió a los Juegos con la convicción de que traería la medalla de oro. Y así lo hizo. Venció por puntos al italiano Luigi Rovati en el combate decisivo y cumplió con su pronóstico. Carmelo Robledo también había sido repartidor de diarios en su infancia, en la esquina de avenida Córdoba y Rodríguez Peña. Allí, en la calle, aprendió a boxear a los 12 años. En Los Ángeles 32, en tres días sucesivos, tuvo tres combates, con tres claras victorias, demostrando toda su experiencia ganada en Amsterdam 28. La pelea por el oro fue ante el alemán Josef Schleinkofer pero para esa pelea hay una historia: increíblemente el transporte que debió llevarlo desde la villa Olímpica hasta el estadio no llegó. Entonces el cocinero de la delegación nacional, que era un argentino radicado en Los Ángeles, se ofreció a llevarlo en su auto particular.  Felizmente llegó a tiempo y derrotó a Schleinkofer por puntos sin dejar dudas ante un rival que lo superaba físicamente. Para recordar, al volver a Argentina le regaló a su madre dos fotos que se había sacado con los actores Mary Astor y Clark Gable, dos estrellas de Hollywood.  

 

En estos Juegos se dio una de las hazañas más grandes que el deporte argentino supo conseguir. El rosarino Juan Carlos Zabala, el ‘Ñandú criollo’, se dio el gusto de ganar el maratón. Huérfano desde los 6 años, Zabala se había criado en un orfanato de Marcos Paz donde comenzó a destacarse en el atletismo. A la hora de la largada de aquel inolvidable 7 de agosto, Paavo Nurmi, el ‘Finlandés volador’, se le acercó y le dijo que si corría con la cabeza ganaría. Zabala salió primero del estadio Olímpico repleto por 75 mil espectadores. Siempre se mantuvo entre los puestos de punta y a cuatro kilómetros de la meta recuperó el liderazgo para no dejarlo jamás. El joven con el número 12 en la espalda y una ‘A’ en el pecho de su camiseta de algodón blanca con una franja celeste, cruzó la meta luego de competir durante dos horas, 31 minutos y 36 segundos estableciendo un nuevo récord olímpico y ganándose un lugar en la historia grande del atletismo argentino y mundial.  

 

 

BERLIN 1936

 

Con 55 atletas la delegación del COA partió rumbo a una Berlín que vivía e los comienzos del nazismo con Hitler a la cabeza. Los deportistas participaron en atletismo, esgrima, boxeo, natación, polo, remo, tiro y yachting y cumplieron una de las actuaciones más recordadas en los Juegos Olímpicos: nuevamente la cosecha fue de siete medallas (al igual que en París 24, Amsterdam 28 y Londres 48) aunque con la novedad de que por primera vez en la historia de Argentina participó una mujer. Ella fue la nadadora Jeannette Campbell, quien logró la medalla de plata en los 100 metros libre a sólo 20 centésimas de la holandesa Hendrika Mastenbroek. Campbell había comenzado su historia con el deporte a los 6 años en Belgrano, donde jugaba al hockey sobre césped. Diez años después obtuvo su primer título argentino de natación. Su preparación para los Juegos no había sido fácil: para poder entrenarse durante los 24 días que el buque ‘Cap Ancona’ tardó en llevar a los atletas a Berlín, su entrenador Carlos Borras había comprado una soga elástica para que pudiese nadar junto al borde de la pileta, que tenía sólo cinco metros de largo. El boxeo continuó ganando medallas.

 

Como no podía ser de otra manera, la delegación de boxeadores argentinos no se fue de Berlín sin el oro. Esta vez el turno fue de Oscar Casanovas en la categoría pluma, quien luego de vencer al sudafricano Charles Catterall por puntos hizo izar la bandera argentina a lo más alto y provocó que el Himno Nacional se escuchara en el estadio. De todos modos su vida siempre había girado en torno al fútbol. Era una promesa que había llegado hasta la sexta división de Huracán, donde era el goleador y patrón del juego. Pero Berlín fue el escenario de su más grande conquista deportiva. Además Guillermo Lovell en la categoría pesado obtuvo la medalla de plata y Raúl Villarreal en la categoría mediano y Francisco Risiglione en la medio pesado, las de bronce. También el remo aportó lo suyo. El par sin timonel integrado por Julio Curatella y Horacio Podestá fue ganador de otra medalla de bronce.

 

El segundo oro fue conquistado por el equipo de polo. En su última aparición en los Juegos, al igual que en París 24, llegó a lo más alto del podio ratificando el nivel del polo nacional. Los atletas de  Argentina, Inglaterra y México disputaron las medallas de oro y plata y los de Hungría y Alemania, la de bronce. En el primer partido, Luis Duggan, Roberto Cavanagh, Andrés Gazzotti y Manuel Andrada aplastaron 15 a 5 a los mexicanos. Y en la definición ante los ingleses dieron la más grande lección de polo jamás vista en los Juegos: 11 a 0. El mundo del deporte cayó rendido ante los pies argentinos.  

 

 

LONDRES 1948

 

Con 242 atletas, el COA envió la delegación más numerosa de su historia hasta la fecha rumbo a la nueva cita olímpica en una ciudad elegida luego de la Segunda Guerra Mundial. Los deportistas nacionales fueron inscriptos en atletismo, lucha, basquetbol (dos años más tarde este equipo sería campeón del mundo), natación, boxeo, pesas, ciclismo, pentatlón moderno, esgrima, remo, equitación, tiro, gimnasia, waterpolo, hockey sobre césped y yachting. Una vez más los atletas argentinos cosecharon una buena cantidad de medallas. Y nuevamente el 7 fue el número de la suerte. Mauro Cía logró una de ellas, de bronce en la categoría medio pesado. Entre las de plata se encontraron las de Enrique Díaz Sáenz Valiente en la competencia de tiro con pistola automática y la del bote de la clase 6 metros de Enrique Sieburger, Enrique Sieburger (h), Julio Sieburger, Rodolfo Rivademar y Emilio Homps. También fue de plata la medalla que obtuvo Noemí Simonetto en salto en largo. Justamente Simonetto fue la única de las 11 mujeres argentinas que viajaron que subió al podio y en la capital inglesa se convirtió en la segunda medallista de la historia. Su marca de 5,60 metros fue superada en nueve centímetros por la húngara V. Gyarmati. 

 

Rafael Iglesias es otro nombre de oro en la memoria olímpica argentina. Ninguna otra medalla fue conquistada con tanta garra y tanta hombría. Otra vez el boxeo. Y otra vez los pesados. En su segundo combate le aplicaron un golpe en el ojo derecho que lo mantuvo totalmente cerrado hasta el final de la competencia. Luego de dejar afuera a tres rivales (un español, un italiano y un sudafricano), la pelea decisiva fue ante el imponente sueco Gunnar Nilson. En el primer round Iglesias soportó dos tremendos golpes del adversario pero enseguida se colocó a la ofensiva. En el segundo asalto tiró a Nilson, pero éste pudo levantarse cuando la cuenta llegó a nueve. Entonces Iglesias remató a la mole rubia con otro derechazo que se hundió en su cuerpo. Esta vez el rival no se levantó. Dentro de aquel grupo de boxeadores hubo uno muy especial, muy particular. Su nombre era Pascual Pérez. El pequeño mendocino ya había conquistado todo: la corona de su ciudad, la de su provincia, la argentina, la rioplatense y la latinoamericana, todas en la categoría mosca. Un título olímpico 

era su próxima estación. Pérez tenía que realizar cuatro peleas para alcanzar la final. Todas las sorteó con su notable técnica, sentido del tiempo y distancia y una pegada sumamente agresiva para su kilaje. 

 

Dos nocauts técnicos y dos triunfos por puntos lo depositaron en el combate por el oro, donde aguardaba el italiano Spartaco Bandinelli. Los dos primeros asaltos fueron de guerra, en los que el argentino desplegó su variedad de recursos y actuó siempre de manera exacta en los esquives. Pero el último fue una fiesta. Mientras Bandinelli fue al frente con valentía sabiéndose perdedor, Pérez no se alejó de la lucha y respondió de igual manera, tanto que llegó fatigado al término del combate. Con 22 años tocó el cielo con las manos. Había alcanzado la gloria olímpica. Pero si hay una actuación olímpica que brota con rapidez de la boca cuando se habla de las grandes proezas del deporte argentino, ésa es la que tuvo como inolvidable protagonista a Delfo Cabrera. Peculiarmente sucedió un 7 de agosto, la misma fecha en la que 16 años antes Juan Carlos Zabala había ingresado gallardo y primero a la pista del Coliseum de Los Ángeles. Los 42,195 kilómetros del maratón londinense sufrieron en su recorrido 43 cuestas pronunciadas, 13 vueltas con ángulo cerrado y desniveles de 50 metros de altura en tramos de apenas 400 metros. En el programa, con el número 233, se anunció a un tal ‘Delfio Cabrora’. En el kilómetro 37, Cabrera iba sexto y alcanzó a Eusebio Guiñez, también argentino, quien venía sufriendo dolores hepáticos. Cuando emparejó su marcha, Guiñez sólo alcanzó a alentarlo. El momento más dramático se vivió en la entrada al estadio Wembley. El belga E. Gailly hizo contacto con la pista tambaleándose totalmente exhausto, pero seguía primero. Quince segundos después, Cabrera hizo lo mismo aunque con un estado físico diferente. Con la cabeza siempre al frente fue disolviendo diferencias hasta que, faltando una vuelta, superó a Gailly, que parecía caerse. Todo Wembley se puso de pie y comenzó a alentarlo. Cabrera continuó su marcha y tras 2h34m51 cortó con su pecho la cinta de llegada. Con el arribo de Eusebio Guiñez en el quinto puesto y de Armando Sensini en el noveno, se produjo la más grande actuación del atletismo argentino en la historia de los Juegos.  Cabrera y Zabala ganaron el maratón el mismo día. Es por eso que el 7 de agosto es el día Olímpico Argentino.  

 

 

 

HELSINKI 1952

 

Los Juegos Olímpicos vieron flamear la bandera argentina en lo más alto y escuchar el Himno Nacional por última vez en un largo tiempo. Es que en la capital finlandesa los atletas argentinos lograron su última medalla de oro hasta Atenas 2004. Los 134 deportistas de nuestro país participaron en atletismo, basquetbol (con los campeones mundiales), boxeo, ciclismo, equitación, esgrima, gimnasia, lucha, natación, waterpolo, pentatlón moderno, pesas, remo, tiro y yachting. Todos ellos partieron rumbo a Helsinki con el objetivo de mejorar o superar la gran actuación en Londres cuatro años antes. Y quedaron cerca ya que la producción final fue de cinco medallas, dos menos que en la capital inglesa.

 

Un deporte que hasta ese momento no había tenido actuaciones destacadas fue motivo de orgullo y medalla para Argentina: el pesista Humberto Selvetti logró la de bronce en la categoría completo. Un desconocido se transformó en noticia. Cuatro años más tarde, volvería a ser centro de atención.  Una vez más el boxeo aportó dos medallas. Una fue de plata ganada por Antonio Pacenza en la categoría mediopesado y la otra fue obtenida por Eladio Herrera en los superwelters. A esta altura el boxeo había acostumbrado mal a los argentinos por su cosecha de (varias) medallas en cada Juego. Argentina volvió a sorprender a todos en el maratón: Reynaldo Gorno secundó al mítico atleta checoslovaco Emil Zatopek y generó un gran revuelo ya que estuvo cerca de quedarse con la medalla de oro.

 

Sin embargo lo más destacado llegó desde el agua. El bote con el que corrían dos remeros se lo habían prestado en Regatas de San Nicolás. Era muy pesado y no estaba en las mejores condiciones. Junto con Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero llegaron a la final del doble par junto a atletas de otros cuatro Comités Olímpicos: los de Unión Soviética, Checoslovaquia, Uruguay y Francia. A la mitad de la carrera los argentinos, sin que se les notara los diez kilos de más que pesaba su bote, pasaron al frente y nunca más abandonaron la primera posición al irse escapando lentamente. A 500 metros de la llegada ya le llevaban un bote y medio de ventaja a los checoslovacos y tres a los soviéticos y la historia ya estaba escrita. Un dato curioso: esa dupla se formó recién a principios de 1952 y sólo había corrido junta seis veces ganando las seis regatas. Después de esa inolvidable temporada, Capozzo y Guerrero nunca más remaron juntos...  

 

 

MELBOURNE 1956

 

La ciudad australiana había obtenido la sede de los Juegos luego de una reñida lucha con Buenos Aires, a la que en la votación final derrotó tan sólo por un voto. Los primeros Juegos que se realizaron en el Hemisferio Sur y en Oceanía contaron con la participación de 37 deportistas argentinos, quienes compitieron en atletismo, boxeo, equitación (este deporte se realizó en Estocolmo, Suecia), esgrima, lucha, pentatlón moderno, pesas, tiro y yachting. La producción argentina fue escasa. A partir de aquí, la supremacía de las potencias se incrementará cada vez más y se harán más notorias las diferencias ante los atletas amateurs, como los argentinos.  

 

El caso más llamativo y dramático lo protagonizó el pesista Humberto Selvetti, quien una edición atrás de los Juegos había sido medalla de bronce. En esta oportunidad, Selvetti llegó hasta la final de la categoría pesado, pero una definición del reglamento hizo que se quedara con la medalla de plata. Había luchado por ser el mejor contra el estadounidense Paul Anderson. Selvetti había totalizado 500 kilos y su adversario debía levantar 185 kilos en envión, para igualarlo. En ese caso, el más liviano de los dos se quedaría con la victoria. Anderson logró esa marca y cuando fueron a la balanza pesó tres kilos menos que el argentino. Aquel 25 de noviembre fue el día más triste en la vida de Selvetti. Tampoco aquí el boxeo se quedó afuera del medallero argentino. Víctor Zalazar, en la categoría mediano, fue el encargado de traer la medalla ‘nuestra’ de cada cita olímpica.  

 

 

ROMA 1960

 

Con el crecimiento cada vez mayor del deporte a nivel mundial y el comienzo lento pero continuado del profesionalismo en el mundo entero, las potencias siguieron despegándose del resto aumentando la tendencia de Melbourne. En consecuencia, las chances de obtener una medalla empezaron a achicarse. En estos Juegos se notó la diferencia entre los atletas de elite y los 100 argentinos que partieron hacia Roma, pese a todo, sacaron a relucir su corazón y su entrega. Pero así y todo, el esfuerzo apenas alcanzó para conseguir dos medallas. Los deportes para los que habían sido anotados los atletas nacionales fueron atletismo, boxeo, ciclismo, equitación, esgrima, fútbol, gimnasia, lucha, natación, saltos ornamentales, waterpolo, pentatlón moderno, remo, tiro y yachting.  Una de aquellas medallas vino desde el boxeo. Abel Laudonio obtuvo la de bronce en la categoría mediano. La otra medalla fue en la clase Dragón de yachting, con el equipo que integraron Jorge Salas Chávez, Héctor Calegaris y Jorge del Río.  

 

 

TOKIO 1964

 

Ciento diez atletas argentinos viajaron a Tokio, una docena más que los que habían ido a los anteriores Juegos. Sólo consiguieron traer una medalla de plata. La delegación argentina presentó participantes en 14 deportes: atletismo, boxeo, ciclismo, esgrima, equitación, fútbol, gimnasia, judo, lucha, natación, remo, tiro, pesas y yachting. 

 

Carlos Moratorio, capitán del Ejército, obtuvo la medalla en la prueba completa de equitación. Pese a concurrir con deportistas de la talla del atleta Osvaldo Suárez, los nadadores Susana Peper (hija de Jeannette Campbell) y Luis Alberto Nicolao, el pesista Humberto Selvetti (había ganado medallas en los dos Juegos anteriores) y futbolistas como Agustín Mario Cejas, Miguel Ángel Tojo y Roberto Perfumo, el resto de la delegación nacional no pudo subir al podio.   

 

 

MEXICO 1968

 

Buenos Aires quedó otra vez en el camino de la votación. Los de México DF 68 fueron los primeros Juegos realizados hasta el momento en una ciudad latinoamericana. Las condiciones para disputar las competencias no fueron las ideales debido a la altura. De todas formas, dos de los 96 argentinos que participaron lograron una medalla. El COA dijo presente en atletismo, boxeo, pesas, ciclismo, equitación, esgrima, hockey sobre césped, pelota (deporte de exhibición), lucha, natación, remo, tiro y yachting. 

 

Alberto Demiddi, quien ya había tenido una experiencia olímpica en Tokio 64, llegó tercero en la final de single en remo y obtuvo la medalla de bronce, que no sería la única que lograría en su carrera. Eso sí, el boxeo retornó a su placentera rutina de aportar medallas: Mario Guilloti conquistó una de bronce en la categoría welter. 

 

Entre los deportistas argentinos que participaron y que no tuvieron la chance de colgarse una medalla en el pecho estuvieron Juan Carlos Dyrzka, Luis Alberto Nicolao, Víctor Galíndez y el equipo masculino de hockey sobre césped, entre otros.  Argentina sumó otras medallas pero en pelota (al ser un deporte de exhibición no fueron oficiales). El equipo nacional estuvo compuesto por Ricardo Bizzozzero, Antonio Carosella, Jorge Goyeche, Aarón Sehter y Jorge Utge. Bizzozzero, Sehter y Utge fueron plata en frontenis; y Carosella, Goyeche, Sehter y Utge, plata en pelota de goma.  

 

 

MUNICH 1972

 

Estos Juegos estuvieron signados por el ataque terrorista del grupo islámico ‘Septiembre Negro’ en plena Villa Olímpica sobre una parte de la delegación israelí, donde murió un deportista, otro fue herido y el resto terminó secuestrado. Cercano a los atletas de ese país se alojó la misión argentina de 98 atletas, junto a su par de Uruguay, que se ubicó exactamente al lado de la de Israel. Inscriptos en atletismo, boxeo, ciclismo, equitación, esgrima, hockey sobre césped, judo, lucha, natación, tiro, remo y yachting, las esperanzas argentinas de ganar una medalla quedaron reducidas a una sola realidad: la de Alberto Demiddi, quien nuevamente subió al podio. Aunque esta vez trepó un escalón más alto que en México DF 68 ya que obtuvo la medalla de plata en el single de remo.  El resto de los deportistas argentinos regresó apenas con el sueño cumplido de participar en un Juego Olímpico, aunque con el sabor amargo de no haber conseguido un éxito que los depositase a ellos y al país en un escalón más alto del deporte mundial. 

 

Entre los integrantes de la delegación de esgrima se encontraba un joven llamado Fernando Lúpiz, que luego se convertiría en un conocido actor de nuestro país. Y en el seleccionado de hockey sobre césped estaba Horacio Rognoni, padre de Cecilia, quien años después obtendría una medalla olímpica con Las Leonas.  

 

 

 

MONTREAL 1976

 

Setenta deportistas argentinos viajaron para mantener el espíritu olímpico encendido e intervenir en la fiesta más grande del deporte mundial. Pero ninguno consiguió ganar una medalla. En consecuencia, estos fueron los primeros Juegos Olímpicos en los que participó Argentina desde París 24 en los que la misión retornó con las manos vacías. Todos regresaron con la frustración de no poder continuar con el aporte de metales durante 11 participaciones olímpicas. Como siempre los deportistas argentinos, con mucho amor propio, dieron lo mejor de cada uno con el simple objetivo de hacer figurar al país en la elite deportiva. Aunque esta vez nada fue suficiente. Hubo representantes en atletismo, boxeo, ciclismo, equitación, esgrima, hockey sobre césped, judo, lucha, natación, remo, tiro y yachting.  

 

 

LOS ANGELES 1984

 

Los Juegos volvieron a la ciudad estadounidense por segunda vez en 52 años. Después de su ausencia en 1980 por el boicot impulsado por Estados Unidos y aceptado por la gran mayoría de los países occidentales a Moscú 80, participaron 86 atletas argentinos inscriptos en atletismo, boxeo, canotaje, ciclismo, equitación, esgrima, judo, lucha, natación, remo, tiro, tenis, voleibol y yachting. Desafortunadamente se repitió la historia por segunda vez consecutiva: Argentina no trajo medallas. Ante la notable superioridad de las potencias, el nadador Alejandro Lecot, la saltarina Verónica Ribot, el boxeador Pedro Décima, los ciclistas Marcelo Alexandre, Gabriel y Juan Curuchet y la tenista Mercedes Paz, entre otros, dieron lo máximo, pero no resultó suficiente. Los voleibolistas Daniel Castellani, Hugo Conte, Raúl Quiroga, Carlos Wagenpfield, Waldo Kantor, Leonardo Wiernes, Jon Uriarte, Alejandro Diz, Esteban de Palma, Esteban Martínez, Alcides Cuminetti y Daniel Colla fueron los que más sobresalieron. Dos años antes habían sorprendido al mundo entero en el Mundial de Argentina al quedarse con el tercer lugar. Y cuatro años después lograrían la hazaña de conseguir una medalla dejando boquiabierto al mundo entero.  

 

 

 

SEÚL 1988

 

Pasaron 16 años y cuatro ediciones de los Juegos para que Argentina volviera a alegrarse con otra medalla. Tras esa sequía, la capital surcoreana ofreció la gran oportunidad de tomarse una revancha. 

 

El COA envió 124 atletas para competir en 17 deportes: atletismo, boxeo, canotaje, ciclismo, esgrima, fútbol, hockey sobre césped, judo, natación, remo, tenis, tenis de mesa, tiro, tiro con arco, voleibol y yachting. Las actuaciones más memorables fueron las de Gabriela Sabatini en tenis y del equipo masculino en voleibol. Resultaron los únicos en conseguir medallas, las primeras luego de la de plata obtenida en Munich 72 por Alberto Demiddi en el single de remo. 

 

Por aquel tiempo Sabatini ocupaba un lugar entre las mejores jugadoras del mundo. Su rival de siempre era la alemana Steffi Graf. Y como era de prever, la final olímpica la disputaron ellas dos. Para acceder al encuentro decisivo, Sabatini había eliminado a Sabrina Goles en la primera ronda, a Silvia Hanika en los octavos de final, en los cuartos de final a Natalia Zvereva y en la semifinal a Manuela Maleeva por un contundente 6-1 y 6-1. Pero su paso triunfal se detuvo ante una de las mejores tenistas de la historia, quien la venció por 6-3 y 6-3 quedándose con la medalla de oro. Entonces Sabatini se colgó la de plata, suficiente para que la bandera argentina volviera a flamear en los Juegos Olímpicos. 

 

La otra gran alegría llegó de la mano de un deporte de conjunto. Fue a través del voleibol, que tras aquel tercer puesto en el Mundial de Argentina en 1982 volvió a sorprender al mundo al adjudicarse la medalla de bronce. En la primera ronda la selección había derrotado a las de los Comités Olímpicos de Túnez y Japón, perdido en un juego dramático ante el de Estados Unidos,  ganado al de Holanda un partido decisivo; y jugando con suplentes, perdido ante el de Francia. En la semifinal no pudo con el equipo presentado por el Comité Olímpico de Unión Soviética, pero por el bronce superó a su archirrival, el representativo de Brasil. El plantel estuvo compuesto por Daniel Castellani, Daniel Colla, Hugo Conte (recién se retiró en 2007), Juan Carlos Cuminetti, Esteban de Palma, Alejandro Diz, Waldo Kantor, Esteban Martínez, Raúl Quiroga, Jon Uriarte, Javier Weber y Claudio Zulianello. 

 

Muy cerca de los metales se quedó el tenista Martín Jaite, quien le ganó sucesivamente a Chris Pridham, Javier Frana y Bong-Soo Kim. Pero en los cuartos de final perdió con Brad Gilbert por 5-7, 6-1, 7-6 y 6-3 y así se disolvió su chance de asegurarse la medalla de bronce. 

 

La Selección mayor de fútbol, en tanto, era la campeona del mundo, título obtenido de la mano de un magistral Diego Maradona en México 86. Con las ilusiones renovadas en cada Juego Olímpico que comienza y las esperanzas de que los atletas de Argentina obtuvieran una nueva medalla, el fútbol aportó un sueño. El equipo contaba con jugadores del nombre de Carlos Alfaro Moreno, Fabián Cancelarich, Hernán Díaz, Néstor Fabbri, Luis Islas, Pedro Damián Monzón y Hugo Pérez entre otros, que invitaban a soñar. En la primera ronda el conjunto nacional integró el grupo C y empató con Estados Unidos, perdió con Unión Soviética y superó a Corea. Pero en los cuartos de final fue derrotado nada menos que por Brasil por 1 a 0. De esa manera el sueño de conquistar la medalla de oro en fútbol por primera vez quedó trunco una vez más.  

 

 

BARCELONA 1992

 

Hubo 107 esperanzas celestes y blancas repartidas en atletismo, boxeo, canotaje, ciclismo, esgrima, gimnasia, hockey sobre césped, judo, lucha, natación, pesas, remo, tenis, tenis de mesa, tiro, yachting, hockey sobre patines y pelota.  El tenis fue la única disciplina en la que se logró una medalla. Fue de bronce y la consiguió la dupla Javier Frana-Christian Miniussi. Para adjudicarse la medalla vencieron a Castle-Wilkins y Hlasek-Rosset y en las semifinales perdieron con los alemanes Becker-Stich por 7-6, 6-2, 6-7, 2-6 y 6-4. Como en tenis ambos perdedores de las semifinales se llevaban la medalla de bronce, no hubo necesidad de jugar el partido por el tercer puesto. Los atletas argentinos sumaron un oro en hockey sobre patines y otros  dos bronces en pelota, que ya había sido incluido en el programa, aunque también como exhibición en México DF 68. El hockey fue campeón luego de derrotar a los equipos presentados por los Comités Olímpicos de Japón y Suiza, empatar con los de Italia y Estados Unidos y perder con el de Portugal en la fase inicial. En la etapa semifinal, perdió con el de España pero luego superó a los de Portugal, Brasil, Italia y Holanda. En la final, tras un gran partido que terminó 6 a 6, en el tiempo suplementario el conjunto nacional logró marcar dos goles para derrotar a los españoles por 8 a 6 y quedarse con el oro. Gabriel y Pablo Cairo fueron las grandes figuras de la obtención argentina. Pese a que sólo haya sido el título de un deporte de exhibición, fue el momento en el que tras 40 años sin una medalla de oro Argentina volvió a ver flamear su bandera en lo más alto de un podio olímpico. 

 

Los atletas nacionales lograron  también el oro en trinquete con pelota de cuero, superando a sus pares de Francia, España y Uruguay en la primera ronda. En la semifinal volvió a medirse con los de Uruguay, a quienes derrotaron. Y en el encuentro final superó a los españoles por 40 a 30. Los ganadores de esa medalla fueron Fernando Abadía, Ricardo Bizzozzero, Fernando Elortondo y Juan Miró. En trinquete con pelota de goma se repitió el éxito obtenido con pelota de cuero. Los argentinos superaron a los franceses, españoles y uruguayos. En la semifinal volvieron a triunfar sobre los españoles y en la final sobre los franceses por un inobjetable 30 a 14. Juan Miró sumó su segunda medalla de oro en los Juegos. Gerardo Romano y Eduardo y Reinaldo Ross, la primera. Otras dos especialidades de pelota, el frontenis y el frontón con pelota de cuero, también ganaron sus medallas. En estos dos casos se obtuvo el bronce. Participaron en frontenis Luis Cimadamore, Guillermo Filippo, Rodrigo García de la Vega y Gerardo Romano. En la rueda preliminar perdieron ante España y México. Luego se repusieron con un triunfo sobre Cuba. En la semifinal fueron derrotados por España y en el partido para definir el tercer puesto vencieron a Cuba por 30 a 14. En frontón con pelota de cuero, Gustavo Canut, Fernando Elortondo, Guillermo Filippo y Carlos Huete no pudieron ganar ningún partido de la primera ronda: perdieron con España, Francia y México. En la semifinal sufrieron otro traspié ante los españoles y en el encuentro por la medalla de bronce lograron la única victoria en el torneo al derrotar a Francia por 35 a 28 para quedarse con ese premio ‘consuelo’.  

 

 

ATLANTA 1996

 

Ciento setenta y nueve argentinos fueron los que participaron en los Juegos del Centenario, esperados con ansias por todo el mundo. Por primera vez cinco equipos argentinos compitieron al mismo tiempo en los Juegos: basquetbol, fútbol, hockey sobre césped masculino y femenino y voleibol. Y todos se clasificaron entre los nueve primeros. Además, el COA participó en atletismo, boxeo, canotaje, ciclismo, equitación, esgrima, gimnasia, judo, lucha, natación, pesas, remo, tenis, tiro, beach volley y yachting.  Atlanta trajo sorpresas en cuanto al rendimiento de algunos atletas nacionales. La más grande la dio Carlos Espínola en la clase Mistral de yachting, quien obtuvo la medalla de plata. Para esto Espínola debió luchar mucho. Pero con 19 puntos se ubicó detrás del griego Kaklamanakis. Posteriormente Espínola subiría al podio nuevamente en Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008.

 

Otra alegría fue la medalla de bronce de Pablo Chacón en boxeo en la categoría pluma. Chacón derrotó al jamaiquino Tyson Gray y a Jossian Lebon, de Islas Mauricio, para asegurarse el tercer puesto. En la semifinal perdió con el tailandés Somluck Kamsing por 20 a 8 y no pudo pelear por el oro. Pero llegar al bronce fue una conquista por demás exitosa. Una vez más el boxeo aportó una medalla después de México DF 68. El fútbol entregó la tercera medalla. Este deporte, en realidad, continuó en Atlanta 96 su odisea de conseguir el oro olímpico. El equipo nacional volvió a llegar como uno de los grandes candidatos y a medida que pasaron los partidos su chapa se acrecentó. En la primera ronda venció a Estados Unidos y empató con Portugal y Túnez. En los cuartos de final derrotó a España y en la semifinal, a Portugal. Pero en la final no pudo con Nigeria y con un gol polémico perdió 3 a 2. El plantel estuvo integrado por jugadores como Roberto Ayala, Hernán Crespo, Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Diego Simeone, Javier Zanetti y Gustavo López entre otros, que no podían creer que el gran sueño argentino se esfumaba de sus manos habiendo estado tan cerca de lograrlo.  

 

 

SYDNEY 2000

 

Nueve Juegos transcurrieron para que los atletas argentinos pudieran volver a conquistar cinco medallas. En Sydney 2000 se dio la mejor actuación argentina desde Helsinki 52. Fueron 145 los atletas argentinos, quienes compitieron en atletismo, boxeo, canotaje, ciclismo, equitación, esgrima, gimnasia, hockey sobre césped, judo, natación, pesas, remo, taekwondo, tenis, tenis de mesa, tiro, triatlón, voleibol, beach volley y yachting. 

 

Tres medallas llegaron desde el agua. El yachting trajo una de plata y dos de bronce. Carlos Espínola volvió a ocupar el segundo escalón en los Juegos para colgarse la de plata, otra vez en la clase Mistral tal como lo había hecho en Atlanta 96. Serena Amato conquistó el bronce en la clase Europa y se convirtió en la cuarta atleta argentina en lograr una medalla en un deporte individual. Y la dupla Javier Conte-Juan de la Fuente, en la clase 470, se ubicó tercera y se adjudicó también su medalla. Quizá la historia que más emocionó a los argentinos durante estos Juegos fue la del seleccionado femenino de hockey sobre césped. Las chicas habían venido demostrando que su nivel estaba creciendo a pasos agigantados y llegaron a Sydney con el gran sueño de pelear por una medalla. El debut fue con un triunfo ante Corea del Sur. Luego llegó la victoria sobre Gran Bretaña. Pero con las derrotas con Australia (lógica, por cierto) y España, las chicas se clasificaron con lo justo para la segunda ronda. Allí un error de interpretación del reglamento convirtió lo que era una gran chance de medalla en una verdadera epopeya. Las jugadoras ofrecieron el corazón y sacaron fuerzas de donde no tenían. Y allí nacieron Las Leonas que lograron lo que pocos imaginaban: llegar a la final. Las victorias ante Holanda, China y Nueva Zelanda depositaron a las chicas frente a la posibilidad de conseguir el oro. Allí enfrentaron a Australia, el local y máximo candidato, que hizo pesar ambas condiciones. Otro 3 a 1 en contra determinó que Argentina obtuviera la medalla de plata. Igualmente el festejo y la alegría fueron enormes. Claramente habían cumplido con sus expectativas. 

 

Otra actuación para destacar fue la del seleccionado de voleibol. Pese a no conquistar ninguna medalla culminó con un meritorio cuarto puesto, dando la gran sorpresa en los cuartos de final cuando dejó eliminado a Brasil tras superarlo por 3 a 1 en un partidazo. Posteriormente, el conjunto dirigido por Carlos Getzelevich, que contaba con la presencia de Marcos Milinkovic, Javier Weber, Hugo Conte, entre otros, perdió en las semifinales contra Rusia 3 a 1 y luego fue derrotado 3 a 0 por Italia por la medalla de bronce.  

 

 

ATENAS 2004

 

Los atletas argentinos habían tenido una brillante actuación en Sydney, pero lo hecho en Atenas fue histórico. La misión cosechó seis medallas: dos de oro y cuatro de bronce para darse el gusto de volver a ganar un título tras 52 años de sequía.

 

Con una delegación de 156 deportistas, el COA viajó a la cuna del olimpismo con participantes inscriptos en atletismo, basquetbol, boxeo, beach volley, canotaje, ciclismo, natación, equitación, esgrima, hockey sobre césped, fútbol, judo, pesas, taekwondo, remo, tenis, tenis de mesa, tiro, triatlón, voleibol y yachting.

 

Para estos Juegos, Buenos Aires había perdido la candidatura en la fase final de la elección. Nuevamente llegó una alegría desde el agua y otra vez con Carlos Espínola, quien además se convirtió en el primer deportista argentino en ganar tres medallas olímpicas consecutivas. Aunque esta vez el abanderado de la delegación participó junto a Santiago Lange en la clase Tornado. 

 

Otras que volvieron a ratificar su gran nivel fueron las Las Leonas. El conjunto dirigido por Sergio Vigil se subió nuevamente al podio tras vencer a su par chino por 1 a 0 luego de que perdiera su chance de pelear por el oro ante el conjunto holandés.  Otras dos medallas llegaron a través de la natación con Georgina Bardach en los 400 metros medley (bronce) y del tenis con el dobles integrado por Paola Suárez y Patricia Tarabini (bronce).  Pero el gran día, el día soñado, sería el penúltimo de los Juegos. Justamente un sábado 28 de agosto Argentina tocó el cielo con las manos con dos medallas de oro. Primero fue el fútbol. Tras vencer en la final a Paraguay por 1 a 0, el seleccionado de Marcelo Bielsa conquistó el único logro que le faltaba al país en su basta historia futbolística. El equipo, que tuvo a Carlos Tevez (fue el máximo goleador) como su máxima figura, fue claramente superior a sus rivales. Tanto fue así que ganó el torneo invicto (disputó seis partidos) y sin ningún gol en contra. 

 

La otra gran alegría fue la del básquetbol. Con una mística inconfundible que llegó al corazón de todos, la llamada ‘Generación de oro’ conformada por Emanuel Ginóbili (MVP del torneo), Alejandro Montecchia, Fabricio Oberto, Luis Scola y Juan Ignacio Sánchez entre otros gigantes, tuvo un desempeño superlativo. El primer golpe fue ante los representativos del Comité Olímpico de Serbia y Montenegro: 83 a 82 con un doble agónico de Ginóbili para tomarse revancha de la final del Mundial de Estados Unidos 2002. Luego de dos derrotas ante los de España e Italia, en la fase decisiva el conjunto dirigido por Rubén Magnano sacó lo mejor de sí. Por las semifinales venció al temible Dream Team por 91 a 89 en un encuentro que difícilmente podrá olvidarse no sólo por lo intenso sino por el simple hecho de que los argentinos, tal como lo hicieran en el Mundial, dejaron otra vez al de Estados Unidos fuera de competencia. Y luego —sin Oberto, lesionado en las semifinales— se tomó revancha de los italianos y les ganaron la final.  Otros argentinos que no llegaron a obtener medallas pero que cumplieron buenos actuaciones fueron Alejandra García, que llegó a la final de salto con garrocha y Santiago Fernández, cuarto en la final del single de remo.   

 

 

BEIJING 2008

 

Cuatro años después, la historia se volvió a repetir. Argentina igualó en Beijing 2008 la cantidad de medallas obtenidas en Atenas 2004. La misión, que tuvo como abanderado al basquetbolista Emanuel Ginóbili, cosechó seis podios (dos medallas de oro y cuatro de bronce) y alcanzó sus picos con las sólidas actuaciones del seleccionado de fútbol y de la dupla de ciclismo compuesta por Juan Curuchet y Walter Pérez.Además se destacaron la Selección femenina de hockey sobre césped, el seleccionado de basquetbol, la judoca Paula Pareto y la dupla Carlos Espínola-Santiago Lange en yachting.

 

En fútbol, el conjunto dirigido por Sergio Batista defendió el título conseguido por el de Marcelo Bielsa cuatro años atrás y se quedó con la medalla de oro tras vencer en la final a Nigeria por 1 a 0 con un gol de Ángel Di María en un encuentro que se jugó en el formidable Nido de Pájaro.

 

 

Curuchet y Pérez también se subieron a lo más alto del podio olímpico tras consagrarse en la americana luego de superar a los españoles Joan Llaneras y Antonio Pérez y a los rusos Mikhail Ignatyev y Alexei Markov. Las Leonas no pudieron conquistar el oro y volvieron a quedarse con el bronce después de derrotar a Alemania por 3 a 1. 

 

Pareto obtuvo una medalla histórica de bronce para su deporte en la categoría hasta 48 kilogramos y Espínola y Lange también fueron de bronce en la clase Tornado. Con seis medallas, Argentina igualó la quinta mejor producción en la historia de los Juegos Olímpicos. 

 

 

 

LONDRES 2012


La delegación argentina consiguió 4 medallas: el oro de Crismanich en la categoría hasta 80 kilos de taekwondo, desde 1948 la Argentina no conseguía un oro a nivel individual, la plata de Las Leonas en hockey y dos bronces, el de Del Potro en tenis y De la Fuente y Calabresse en la Clase 470 de Yachting, deporte que cosechó medallas en los últimos cinco Juegos Olímpicos. Centrarse solo en el recuento de preseas sería injusto, ya que no se valoraría la permanencia entre los mejores de los deportes de conjunto; como así tampoco el crecimiento, buen desempeño y actuaciones descollantes de los atletas nacionales que se alzaron con diez diplomas olímpicos.

 

El seleccionado de básquet no pudo con Rusia en el partido por el bronce y terminó en el cuarto puesto lo que ilusiona pensando en el recambio generacional. El remo argentino contó con botes altamente calificados. La dupla Suárez-Rosso tras haber ganado su semifinal terminó en la cuarta posición. Su par femenino integrado por Gabriela Best y Laura Ábalos cruzaron terceras la meta de la semifinal apoderándose del noveno puesto al igual que el singlista Santiago Fernández. Javier Correa y Rubén Voisard Rezola en K2 no subieron al podio por poco más de un segundo quedando quintos. El boxeador Yamil Peralta se ubicó quinto al caer en cuartos de final por 13 a 10 frente al búlgaro Tervel Pulev. Capítulo aparte para Germán Lauro quien rompió 3 veces en el día el record argentino en lanzamiento de bala, quedó en el sexto lugar y el atletismo volvió a disputar una final olímpica después de 50 años. El histórico octavo puesto en anillas del gimnasta Federico Molinari le dio a su deporte la primera final olímpica. La judoca Paula Pareto  perdió en el segundo combate del repechaje, ese que le daba el tercer puesto, y terminó quinta, con la satisfacción de haber estado muy cerca de su segunda presea en igual cantidad de Juegos. En dobles mixtos de tenis, Gisela Dulko y Juan Martín Del Potro obtuvieron el diploma olímpico al caer por 2-6 y 5-7 ante los estadounidenses Raymond y Bryan.

 

Los seleccionados de voley y handball prometen dar que hablar con vistas al nuevo ciclo olímpico ya que los primeros cayeron en cuartos nada menos que contra Brasil dejando una muy buena actuación y apoderándose del quinto puesto y los Gladiadores hicieron su debut en un Juego Olímpico dejando una buena imagen y posicionándose décimos.

 

RIO 2016

Argentina llevó a los Juegos la mayor delegación de atletas (213) de la historia, lo que habla de un progreso que no sólo es relevante desde lo cualitativo sino también desde lo cuantitativo.

 

El saldo dejado  por los XXXI Juegos Olímpicos Río 2016 es altamente positivo en lo emocional y también en lo estadístico-deportivo. Desde la frialdad de los números habría que analizar, en primer lugar, que para encontrar un antecedente a las tres medallas de oro conseguidas por Paula Pareto, en la categoría hasta 48 kilos de judo; Santiago Lange y Cecilia Carranza, en la clase Nacra 17 de vela, y el seleccionado masculino de hockey sobre césped tenemos que remontarnos a Londres 1948 (Delfo Cabrera, en maratón y los boxeadores Rafael Iglesias, en peso pesado y Pascual Pérez, en la categoría de hasta 51 kilos).

 

Pareto se convirtió en la primera mujer argentina en ganar una presea dorada; días más tarde, Cecilia Carranza se le sumó quedando ambas como las únicas representantes nacionales en ostentar la presea más buscada. Santiago Lange, a los 54 años subió a lo más alto del podio en su sexto Juego Olímpico y “Los Leones” dirigidos técnicamente por Carlos “Chapa” Retegui dieron la gran sorpresa: vencieron a España (2-1) en octavos, se impusieron al poderoso seleccionado Alemán, en semis, por 5-2 y en la final derrotaron 4-2 a Bélgica para subir a lo más alto del podio.  

 

En cuanto a la medalla de plata conquistada por Juan Martín del Potro, en el individual masculino de tenis, aquí tal vez pese más lo emocional que lo estadístico. Porque muy pocos esperaban una actuación tan brillante del tandilense, no por falta de méritos deportivos sino por la seguidilla de lesiones que habían mermado muchísimo su rendimiento y por lo adverso que había sido para él, el sorteo del cuadro. En Río apareció el Del Potro previo a las lesiones, el que es capaz de ganarle a cualquiera, incluso a un número uno del mundo, como el serbio Novak Djokovic, a quien eliminó en primera ronda al ganarle 7-6 (4) y 7-6 (2).

 

También, caben destacarse los once diplomas olímpicos obtenidos por: el seleccionado seven de rugby; “Las Leonas”; Melisa Gil en la prueba de skeet de tiro deportivo; Emiliano Grillo en el individual masculino de golf, los boxeadores Alberto Melián y Yamil Peralta en las categorías hasta 56 kilos y 91 kilos respectivamente; los seleccionados masculinos de basquetbol y voleibol; Patricia Bermúdez en la categoría hasta 48 kilos de lucha libre; Yago y Klaus Lange en la clase 49er. masculino de vela y Matías Albarracín en salto ecuestre individual.

 

Por su parte, con tan sólo 22 años, el lanzador de jabalina Braian Toledo al establecer una marca de 81,96 metros consiguió una clasificación histórica. Por primera vez un argentino accedió a la final olímpica de la especialidad, allí no pudo repetir su performance previa y con un mejor lanzamiento de 79,81 metros, en su tercer intento (previamente lanzó 77,89 y 79,51) se ubicó décimo en el clasificador final.