La celebración incluyó la presentación del Ballet Folclórico Chileno BAFOCHI, y que tuvo de cierre al popular cantante DJ Méndez. Además se vivió la tradicional ceremonia de traspaso de la bandera de la ODESUR, donde Marcela González se la entregó a Mario Moccia y éste a Edwin Castellano, alcalde de Cochabamba, ciudad que en 2018 albergará la decimoprimera versión de estos Juegos.

Precisamente el cierre oficial de los Juegos estuvo a cargo de Moccia, quien, tras los saludos protocolares, inició su discurso “agradeciendo profundamente al gobierno chileno por todo el apoyo que ha dado para que estos Juegos se pudieran realizar, generando una verdadera fiesta del deporte Sudamericano. Han hecho un gran esfuerzo, han superado muchas barreras y han generado unos Juegos de excelencia a los que todos nosotros vamos a recordar durante mucho tiempo”.

También agradeció y felicitó “a todo el pueblo chileno porque hemos sido recibidos como en casa. Nos han brindado su cariño, su afecto y su dedicación para que nos sintiéramos bien; al Comité Organizador y a todo el equipo de trabajo en las distintas áreas; a los catorce Comités Olímpicos integrantes de la ODESUR y a los catorce Jefes de Misión que han sabido conducir para que estos Juegos hayan sido un verdadero éxito; a los atletas, que son el sentido de nuestra existencia, porque sin ustedes estos Juegos no serían posibles, a los carabineros, que nos han cuidado permanentemente; y muy especialmente a los 3.500 voluntarios, por la alegría con la que nos acompañaron día y noche; a las Confederaciones Sudamericanas y Panamericanas; a los entrenadores, a los dirigentes, a los árbitros y a todos los que inspirados en los valores olímpicos de la excelencia, la amistad y el respeto hicieron posible estrechar los lazos de confraternidad entre los pueblos de Sudamérica a través del deporte”.

Moccia destacó además “el importante legado de infraestructura que estos Juegos le dejan a nuestro país hermano de Chile. Realmente van a tener los atletas de hoy y las futuras generaciones las condiciones ideales para desarrollarse en lo que les gusta, el deporte. Y seguramente no sólo los atletas y jóvenes de Chile, sino toda la juventud de Sudamérica y del mundo podrán venir a competencias internacionales de nivel continental y mundial a estas excelentes instalaciones. Aprovéchenlas, se las merecen. También quiero destacar el excelente nivel de los atletas chilenos en estos Juegos”.

Antes de proceder, para cumplir con el protocolo, al cierre oficial de los Juegos, Moccia destacó el nivel de éstos: “cada vez es más parecido al de los Juegos Olímpicos. Todos los que conformamos la ODESUR y los Comités Olímpicos nos sentimos orgullosos de ello. Nos pone muy bien poder brindarle a nuestro mejores atletas, las mejores condiciones de competencia. Y jerarquizar la actividad en esta Región para que cada vez, más y mejor, los atletas de Sudamérica puedan proyectarse y competir a nivel mundial”.

Tras esto, se hizo un especial reconocimiento a los más de 3.500 voluntarios, y luego se procedió a apagar la llama del pebetero, acto simbólico que puso el fin definitivo a esta fiesta del deporte sudamericano. Se bajó así el telón de estos Juegos inolvidables. Santiago 2014 ya es historia. El deporte Suramericano ya empieza a palpitar al ritmo de Cochabamba 2018.